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De paseo por las leyendas y orillas del río Miño

Cualquier día del año es perfecto para recorrer un buen sendero a orillas del río que más destaca en nuestra comunidad gallega. El río Miño, actúa de frontera natural entre dos países a los que separa y une simultáneamente, España y Portugal. Los diferentes paisajes que crea a su paso por todo el territorio, son dignos de admiración. Para conocerlos junto con su flora y fauna, existe una interesante red de rutas transfronterizas y paseos fluviales señalizados que discurren por ambos márgenes del mismo.

Para disfrutar de todo su encanto resulta indiferente el medio de transporte, puesto que es tal su belleza que se observa perfectamente a pie, como en bici o en coche desde cualquier margen del río.  

¿Sabes cuál es el río más caudaloso de Galicia?

El río más caudaloso e importante de Galicia es el río Miño, conocido como el padre de los ríos gallegos. ¿Cómo es posible que partiendo del nordeste gallego, atraviese de forma caprichosa tres provincias para terminar vertiendo sus aguas al océano Atlántico?

Su cauce recorre un largo tramo de más de 315 km, desde su nacimiento bajo el Pedregal de Irimia, en la sierra lucense de Meira. Cruza Ourense y parte de Pontevedra para desembocar entre Caminha (Portugal) y A Guarda.

El río invita a pasear por las ciudades episcopales de Lugo, Ourense y Tui, a evadirse en el tiempo de la historia de los cenobios del Císter, los castros, las murallas romanas… A descansar en los balnearios salpicados a lo largo de su camino y a beber de su historia y cultura a través de sus soberbias pousadas, pazos, islas, pueblos inundados, molinos, petos de ánimas, iglesias y vinos D.O. cultivados desde la antigüedad.

¿Conoces las leyendas de su misterioso nacimiento?

Antes se creía que el nacimiento del río Miño se encontraba en la laguna de Fonmiñá, pero después se descubrió que el verdadero origen de este río nace varios kilómetros más arriba de la laguna, justo en el Pedregal de Irimia. Las primeras aguas del Miño descienden de la sierra de Meira ocultas bajo enormes piedras.

Hay una leyenda sobre el Pedregal de Irimia que cuenta que hace 800 años, una vieja meiga vivía en lo alto de la sierra de Meira y se negó a pagar tributos a los frailes del convento de Sª Mª de Meira. Así que ellos se aprovecharon de sus tierras para alimentar a su ganado. En venganza, la vieja cortó todo abastecimiento de agua proveniente de sus dominios, y taponó con piedras el nacimiento del río. 

Otra historia relata que en época remota una bruja pretendía expulsar de la villa a los frailes. Iba por la sierra con un montón de piedras cuando de repente oyó campanadas y asustada  dejó caer las piedras. De esta manera surgió el Miño.

Se dice que las piedras las dejó allí gente que pretendía, una tarde de tormenta, lanzarlas contra el convento, pero huyeron al ver en el cielo la figura de Bernardo Claraval, santo de origen francés impulsor de la orden cisterciense.

Hay quien incluso cuenta, que los hombres de una raza maldita se convirtieron en piedras a causa de sus pecados y ahora aguardan la purificación a través de las aguas.

Todas tienen en común los recelos provocados por el enorme poder de los frailes de Meira en el Medievo. Eran propietarios de tierras que iban de Amandi hasta Sober y de Ribadeo hasta Ortigueira.

El Miño lleva la fama y el Sil el agua

Esta frase es un dicho popular. Tras el paso del río Miño por Lugo, enlaza más adelante con su afluente el Sil, en Peares, antes de llegar a Ourense, villa termal por excelencia. Ourense posee diversas termas naturales que ya usaban los romanos para ocio y tratamiento de dolencias. Algunas se encuentran dispersas a lo largo del ancho y silencioso Miño, que discurre bajo el puente romano de A Ponte Vella y el puente del Milenio.

Siguiendo el curso del río Miño veremos que queda interrumpido por cinco embalses. El primero es el embalse de Castrelo de Miño, construido en 1966, desde el que se acerca a Ribadavia entre viñedos que trepan por las laderas y forman socalcos de Ribeiro. El río Miño y el río Avia, que nace en las sierra de O Suído y O Faro de Avión, se juntan en el coto do Frade. A continuación sigue por Melón y Arnoia, tan célebre por sus pimientos. Aquí se une al río Arnoia, el segundo afluente más importante del Miño después del Sil. De este modo el río Miño desciende por el embalse de A Frieira. En ciertos tramos queda encajonado entre sólidas paredes y profundas gargantas para llegar a la entrada de la provincia de Pontevedra, donde alterna cauces estrechos y amplios espacios.

Tramo final del Miño

Desde A Frieira, baja los 75 km finales hasta su desembocadura marcando el límite internacional entre el país vecino y Galicia. Pasa por Crecente y por las famosas pesqueiras de Arbo, como la que puedes ver en la foto superior. En esta misma localidad se puede visitar el centro de interpretación del vino y la lamprea.

Las pesqueiras, se extienden desde Cortegada hasta Salvaterra y forman parte del patrimonio arquitectónico. Son muros de piedra paralelos o diagonales al río que facilitan la pesca de sábalos, anguilas o lampreas. Hay aproximadamente unas cuatrocientas en esta recta final del Miño, que está incluído en la Red Natura 2000.

Visita uno de los bellos tramos del Miño

¿A que esperas para descubrir con nosotros un balcón panorámico al río Miño? Acércate a la localidad de Tui o Valença do Minho y te sorprenderás.