Cualquier día es válido para acercarnos a dar un paseo por esta Villa marinera que aún conserva la esencia e identidad de su pasado, todavía tan palpable en su arquitectura.
Bouzas está situada al borde de la ría de Vigo y forma parte del municipio vigués. El mar ha sido su sustento y forma de vida durante largo tiempo. Mar que le ha proporcionado una gran variedad de crustáceos, moluscos y peces para abastecer a toda la población boucense desde tiempos remotos. Sus calles y plazas presentan muchos atractivos complementados con una oferta gastronómica muy interesante.
Esta Villa, es un lugar muy agradable para caminar mientras contemplamos la ria y una de las célebres islas pertenecientes al único Parque Nacional Marítimo Terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia, las islas Cíes.
Conociendo la historia de la Villa de Bouzas
Viajaremos al XIV y a las Cortes de Toro donde Enrique II que acaba de ganar la guerra a Pedro I Cruel, entrega el señorío de Toroño (incluída Bouzas) al obispo de Tuy, don Juan de Castro. Es así como estas tierras pasan al señorío eclesiástico de Tuy hasta el año 1811. Por aquel entonces, en Europa se desarrolla un fuerte comercio atlántico entre la zona norte, Gran Bretaña y Países Bajos, hasta el Mediterráneo.
A pesar de que Bouzas pertenece actualmente a Vigo desde 1904, se convierte en ayuntamiento propio y Villa en 1555. Posteriormente se levanta su templo parroquial en roca viva en el “Cerrillo de los Caravallos”, antiguamente batido por el mar por todas partes excepto el lado sur. Aunque la mayor parte de la ría de Vigo estaba tomada por el arzobispado de Santiago, su extremo ya pertenecía al de Tuy quien ya tenía acceso a esa riqueza pesquera de la que ya vivían. Mientras tanto el capitán D. Alvaro Correa defiende a la villa contra la invasión pirata de Drake, adoptando el escudo de armas de los Correa como el de Bouzas. Éste puede verse esculpido en la fachada norte de la Iglesia de San Miguel.
La Villa de Bouzas ya está definida con casi las mismas alineaciones de casas y calles que hoy perduran. El puerto boucense es declarado “puerto de libre comercio”, consigue un alfolí o depósito de sal para incrementar la producción salazonera y se eliminan las tasas para el paso de mercancías portuarias y comerciales. Como consecuencia de ello hay un incremento industrial y de la población, con nuevos residentes venidos desde Vigo. Debido a todos estos privilegios, hubo varios incidentes y pleitos con los celosos vigueses porque su vida comercial se veía empobrecida.
A mediados del XIX, antes de que la Villa se anexione al Ayuntamiento de Vigo, aparecen los barcos de vapor alcanzando en poco tiempo caladeros antes inaccesibles. Más tarde se construye un muelle de piedra y surgen numerosas empresas y astilleros para la construcción de toda clase de embarcaciones.
Vida marinera
De sus playas, Ribeira dos Barcos y Ribeira do Mar, se extrajeron una gran cantidad de productos del mar que después vendían las mujeres in situ. Arenales sobre los que vararon embarcaciones para ser reparadas, calafateadas y así hacerse a la mar de nuevo para seguir su rumbo. Hoy sólo queda la pequeña playa de O Adro.
A la orilla misma del mar se construyeron las típicas casas marineras pequeñas y próximas entre sí. Entre éstas discurren estrechas calles para el bote, acabadas en rampas, para que ante cualquier temporal pudieran subir las embarcaciones y resguardarlas.
En cuanto a las viviendas veremos casas tradicionales marineras, muchas en piedra, del pincho, de patín… Algunas presentan el mínimo espacio, de planta baja y casi sin compartimentar. Otras tienen dos plantas. La baja servía para almacenar toda la maquinaria esencial, como depósitos para encascar las redes, barcos, mientras que la superior se utilizaba como vivienda. Algunas casas aún disponen de fantásticos miradores y galerías acristaladas que embellecen las calles, al tiempo que aclimatan las estancias interiores.
Edificios singulares
Durante la ruta iremos descubriendo calles y edificios que nos hablan de una importante actividad industrial relacionada con el mar. Dicha actividad industrial queda reflejada en fábricas, muelles, almacenes de sal, astilleros…
Aquellas familias que disponían de gran capital, como armadores, dueños de astilleros, de efectos navales y algún conservero, encargaron la construcción de sus residencias de granito a arquitectos reconocidos del momento. Las casas más vistosas suelen estar situadas en calles principales y esquinas con estilos de la época: eclécticas, regionalistas, modernistas y racionalistas.
Alameda de Bouzas
La primera construcción que ya de por sí llama la atención al divisar la playa de O Adro de Bouzas, es la iglesia de San Miguel. Es uno de los edificios más antiguos, inciado en el siglo XVI y terminado en el año 1625. Así queda reflejado en su interior y exterior, donde destaca su torre campanario. En la fachada sur, la más resguardada del mar y del viento aparece la imagen del arcángel San Miguel, patrón de la parroquia. La iglesia está rodeada por un muro de protección, un olivo aún más antiguo que el de Vigo y la casa rectoral.
Esta casa se construye en 1946 en estilo regionalista. Casa donde estuvo el Ayuntamiento y en la que destacan sus soportales bajo la blanca fachada y alero de triple teja árabe.
Tanto las calles como la Alameda de Suárez Llanos conservan la misma configuración del pasado (1565). La Alameda era conocida como el “Campo de las Redes”.
Si deseais conocer con más detalle esta Villa, desde Aguias de Vigo os acompañaremos en un recorrido por el casco antiguo de Bouzas para conocer su pasado todavía presente. Caminaremos por el paseo marítimo disfrutando de las hermosas vistas sobre la ría de Vigo para finalizar en el Museo del Mar de Galicia.